“Entre chicas”: ¿buena o mala idea?
Bueno, mejor dicho, cuando nací, han considerado mis órganos sexuales y han dicho a mis padres “¡felicidades, es una chica!”.
Las obstetras me limpiaron antes de que mi madre me coja en sus brazos. Entre tiempo, una de ellas, seguramente porque eran la 6h de la mañana y debía de ser el final de su servicio, o porque tenía ganas de reírse, marcó “hombre” en la primera página de mi carnet de nacimiento.
Pero qué más da: ya había sido asignada como mujer para el resto del mundo.
La sociedad se molesta en recordármelo todo los días, para que nunca se me olvide.
Las secciones de las tiendas separan visiblemente bien las secciones azules de chicos de las secciones rosas de chicas para evitar un mezcla de géneros, y las agencias de viaje crean circuitos aposta para ir “entre chicas”, para que, hasta durante una estancia al extrangero, me acuerde de mi género asignado al nacer…
Por si acaso me olvido de mi condición de mujer (pero bueno, cuando vemos las cifras de violencia de género en el mundo, nos gustaría ser un hombre para no aguantar tal injusticia).
No paro de recordar, esté donde esté, que soy una mujer y que estoy hecha para quedarme “entre chicas”.
Entre chicas… ¿Pero qué quiere decir eso?
Es lo que me pregunté tras años evolucionando en un mundo que se molestó en meterme en una sola casilla, de la cual mi obstetra intentó, más o menos a posta, desacerme.
Entonces, decidí llevar mi investigación, para saber lo que quería decir, concretamente, y para intentar encontrar ejemplos positivos de una práctica que pueda ser discriminante rápidamente cuando no es utilizada a propósito.
1. La moda del “entre chicas”
Entonces, si subo a lo alto de una montaña con mis botines negros de barro en pleno senderismo bajo la lluvia con mis amigas, pues salgo “entre chicas”.
Pero existe otro sentido, más engañoso, que es vector de una imagen de género estereotipada, y es precisamente este sentido que causa problema para la construcción social que implica.
Te hablo de las ofertas y productos “especiales para las mujeres” pero que solo venden un cliché preconcebido de lo que debería ser o hacer una mujer.
¿Para qué? Para aumentar el precio gracias a la exclusividad del producto. Se llama la tasa rosa, y es muy utilizada por las sociedades para aumentar las tarifas basándose únicamente en el género del destinatario del producto.
Pero no solo eso: también es una manera de llamar la atención de cierta clientela que se tranquiliza pensando que si el producto está hecho para ellas, pues podemos confiar en ello. Pero que yo sepa, una crema para la cara “para mujeres” también funciona para los hombres…
Ahí está el peligro de ‘solo para mujeres’: se aprovecha de sus usuarias.
Si puede ser utilizado de buena manera, muchas veces no pasa para vender productos mas caros, con un estilo según el género, que corresponden a tópicos que nos encierran en casillas fijas.
Es el caso de la moda de hoteles ‘reservados a las chicas’, como el Bella Sky Comwell en Copenhague, inaugurado en 2011, que reserva su planta 17 a las mujeres. ¿Deseo de proteger a las mujeres cuando duermen en el hotel? No mucho: el “Bella Donna floor” (planta mujer guapa…) tiene habitaciones especiales, donde se puede encontrar un secador iónico, limas de uñas y otras muestras de cuidados para la piel.
Encontramos el mismo concepto, y peor, en España. El hotel Som Dona en Mallorca solo puede ser reservado para mujeres a partir de 14 años. Piscina, SPA, terraza en el tejado, este 4 estrellas propone una serie de actividades para las que quieran aislarse entre chicas en un universo especialmente girly.
Nada que ver con la salida en montaña en plena lluvia…Aquí, las ofertas hechas “para las mujeres” solo sirven para utilizar el género asignado al nacer para un consumo de servicio cliché, y que no corresponde, en la mayoría de los casos, a las expectativas de las mujeres.
2. Los problemas que supone
Lo recuerdo: entre chicas, no solo es negativo.Lo que denuncio aquí, es el uso estereotipado del término para vender productos y servicios que se hunden bajo el tópico de la “purpurina-rosa-belleza”, justo porque causa un montón de problemas cuyas consecuencias no son anodinas.
Voy a tomar un ejemplo típico para entender el mecanismo del fenómeno.
Hace poco, fui a un bar con amigos después de un día lleno. Como soy fan de la cerveza, tomé la carta para saber que caña iba a tomarme, y ahí, sorpresa: vi un pequeño logotipo al lado de algunas marcas. En la leyenda ponía que estas cervezas eran ‘adecuadas para las mujeres’.
Me quedé sin palabras. Las cervezas eran ligeras, afrutadas y suaves: como si una mujer pudiera apreciar únicamente los elementos dulces y delicados. Desafortunadamente para mi, prefiero la cerveza negra y fuerte, y no correspondo a los criterios de buena educación para ser una mujer en un bar…
Quizás porque sea un hombre en mi carnet de nacimiento. ¡Maldita sea!
En realidad, el problema en este caso, es que vamos a considerar que existe un perfil de “entre chicas”, o de “chicas de verdad” a quienes les gustan las cosas “de chicas” hechas especialmente “para chicas”.
Entonces, seguimos insinuando que a una chica de verdad no le gusta la cerveza, o solo si son ligeras. Se trata de hacer prolongar una seudo-imagen representativa de la mujer por excelencia, pero en realidad, las personas que como yo, no se identifican a esta imagen son numerosas.
En vez de entender que una mujer también puede apreciar actividades “de tíos”, las marcas y la sociedad en general prefieren utilizar sin parar imágenes de género estereotipada para que entre en los códigos de la mujer ideal…
Ya sabes, la que es buena, simpática, que se ocupa de su familia y de la casa sin quejarse de la carga mental.
Entonces es una comunicación negativa hacia las mujeres que no solo hace persistir las desigualdades de género pero también evita una emancipación de las mujeres, que todavía están asociadas a la imagen de mujer frágil y dulce. Y este efecto, al exagerarlo, nos lleva a las violencias de género, hasta en Francia.
Un proceso conservador donde el “entre chicas” podría servir de trampolín hacia la liberalización de las mujeres de forma real.
Si quieres participar en la emancipación de las mujeres, ¿por qué no acoger en tu casa a una viajera en solitario inspirante ?
Mostrar que la aventurera de mañana es una mujer nos recuerda al mundo que no somos tan frágiles como nos lo hacen pensar.
3. Top 3 de las mejores prácticas “entre chicas”
A veces, el “solamente femenino” puede tener lo suyo.Justamente, tengo tres ejemplos para enseñaros los buenos lados de esta moda:
- Los vagones de tren o de metro para mujeres
En Japón ya existe, cuyos trenes y metros disponen de un vagón dedicado a las mujeres donde los hombres no tienen permiso de acceso.
Bueno, ya sé, es una decisión extrema. Pero mientras tanto, las mujeres todavía son víctimas de acoso y de agresión sexual en los transportes, y mientras no tengamos una real defensa contra esto peligros del cotidiano, la única consa que podemos hacer es intentar ofrecer un rincon de segridad.
Estamos de acuerdo, no arregla el problema a la raíz, pero aporta una solución temporal que permite a las mujeres continuar viviendo sin pensar en el miedo. Prefiero tener un vagón que me es dedicado y seguir saliendo cuando quiera, a las horas que quieras, que seguir aguantando los que te tocan, o las miradas insistentes, y obligarme a tener cuidado cuando salgo.
- SisterHome
Una página dedicada a las mujeres, que les permite, para las que tengan aprensiones a la hora de ir de viaje solas, emanciparse a través de una experiencia de vida única.
No se trata de separar los hombres de la mujeres ofreciéndoles un hotel rosa y de purpurina… Al contrario, ofreciéndoles un marco seguro y auténtico (dormir en casa del habitante es más enriquecedor que dormir en el hotel en mi opinión), SisterHome favorece los viajes en solitario que son una manera extraordinaria para liberarse de los códigos impuestos todos los días.
Para reforzar esta misión de liberalización de mujeres, SisterHome propone pases gratuitos a las mujeres víctimas de violencia de género. Porque si, viajar cuando hemos vivido violencias puede ser una forma para reconstruirse como lo testifica Patricia.
- El GFAM
No, es el Grupo Feminino de Alta-Montaña!
Una asociación de la FFCAM (Federación Francesa de Clubes Alpinos y de la Montaña) que permite a 8 mujeres reunirse y formarse durante 2 años a las prácticas de la montaña (alpinismo, esquí de travesía, escalada) para valorizar la imagen de la mujer en montaña.
Ves, el “entre chicas” en plena ascensión de una montaña bajo la lluvia existe de verdad.
Una iniciativa que permite subrayar un sexismo muy marcado: los hombres son temerarios y las mujeres no son lo bastante aventureras. El GFAM muestra así que las mujeres también son capaces de hacer actividades manuales y de hacer deporte en el exterior… Ay, ¡creo que al bar del que te hablaba antes le da un infarto!
Estar entre chicas puede ser inspirante cuando esta fuerza común es utilizada para avanzar… Podemos escalar perfectamente las montañas.
Quizás porque mi obstetra se equivocó, nunca me sentí muy “chica”, o al menos, no en el sentido que siempre he conocido y que es vendido hoy con productos “adaptados”.
Siempre he preferido los coches de deporte a las barbies (por desgracia para mi hermano que no podía más cuando les quitaban sus juguetes); nunca me ha gustado llevar pinzas en el pelo porque lo prefiero a modo salvaje (¡y a mi madre no le gustaba!); hasta me volvi feminista (y eso si que mi familia lo vive bien).
Lo siento querida sociedad: nunca he sido un buen modelo de chica. No quiero de tus productos miraculosos y de tus servicios “entre chicas” que corresponden a lo que tu has querido hacer de mi.
Sin embargo, soy fan de las iniciativas “entre mujeres” que permiten a todas emanciparse de la casilla marcada al nacer.
Traducido del francés por Inès El Aoufir
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